Suite 89.1 FM | Renato Aguirre: “Ricardo Aguirre sigue siendo guía cultural de la familia”
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Renato Aguirre: “Ricardo Aguirre sigue siendo guía cultural de la familia”

Renato Aguirre: “Ricardo Aguirre sigue siendo guía cultural de la familia”

 

Semblanza

“Me ilumino de inmenso”

 Ungaretti

Elevado hasta la cumbre donde el tiempo se subyuga y la palabra es soberana, donde la cultura redime y restaura y la poesía es suprema fuente. Donde una excelsa megalomanía, mesianismo irreductible, bello sueño de un súper poeta: son realidad. Ahí estuvimos, visitando el laberinto del creador: escurridizo, bifurcado y protegido como gema ancestral. Hacedor de linaje que ha vestido de solemnidad y al mismo tiempo de festividad la gaita zuliana.

Nació en Maracaibo, el 12 de noviembre de 1946, RENATO ALONSO AGUIRRE GONZÁLEZ, “EL POETA DIAMANTINO DE LA GAITA”, compositor de la memoria con una vasta visión humana, sensibilidad y actitud permanente hacia la excelencia, que, nos incita a decir que muchos momentos en la historia zuliana, están íntimamente zurcidos a su nombre.  Ha sabido, como pocos, abrazarse a la contemporaneidad.

De su inspiración ha germinado: Aquel zuliano, Celestina aurora, El bambuco, Aquellos lejanos días, Catatumbo templo del sol, Vigencia de un perfil, Fascinante Venezuela, Amor prohibido, Parranda con amor, La negra Juana, La palangana, 100 años LUZ, El guerrero peregrino, Zulianidad frondosa, Sagrada dama del saladillo y  la Elegida, considerado un clásico contemporáneo del género zuliano, entre otros.

Su habitación y la palabra: taller y arma para concedernos un auténtico ejemplo de constancia y endosarnos un halo de esperanza.  Ha sido siempre, hondamente venezolano, latinoamericano universal abarrotado de suceder y lírica, cultivada con obsesión extrema para lograr un “exteriorismo”. “Me interesa la literatura al servicio de algo más grande que ella…”  cantaría el vate granadino, Ernesto Cardenal, abrazado a la obra “AGIURREÑA”, cargada de tiempo y de vida desde un entrono sideral.

¿Quién movido por la vibración, no ha ambicionado pronunciar con el mayor frenesí el sentido de alguna experiencia? Él, lo hace y conjunta las posibilidades que agitan el corazón del hombre: El amor, el sueño, la ira, el miedo, la tristeza, el entusiasmo, el paisaje, la libertad y el enigma, con la aspiración de enseñarnos a comprendernos.

Los primeros pasos

José Rafael Rivero: Cicerón dijo, a propósito de Demócrito que: “Sin locura no hay gran poesía…”

Renato Aguirre: Estimo que sí, porque como seres humanos estamos ligados de una forma a otra con los extremos, y a concentrarnos en lo que llaman un centro de juicio, que es la vía que normalmente uno toma; pero uno toca los extremos o sea: lo bueno y lo malo. A mí me decían el loco Renato, porque yo me la mantenía en una moto imaginaria, porque recibí de la calle esa influencia de jóvenes motorizados. Estuve montado de parrillero en una moto por mucho tiempo, desde los siete años hasta los 14, 15 años, que se produce mi entrada a cardenales. Pero ciertamente, uno tiene ese mundo de locura y un mundo de equilibrio y entre ambas cosas dan un resultado específico.

José Rafael Rivero: ¿Cuándo ocurre el encuentro con la gaita?

Renato Aguirre: Yo no podría hablar de un encuentro formal porque la gaita la tenía en mi casa. Desde pequeño tengo la sensación de estar oyendo gaitas porque los tíos míos eran gaiteros, cuatristas, cantores; no se decía solista en aquella época. Lo primero que aprendí a tocar de la gaita fue la tambora; entonces si fue un encuentro, fue de una manera gradual a través del tiempo y con la experiencia llegué al estado de gaitero como tal. Es una cuestión que nació… desde que estaba en la barriga de mamá oía tambores, incluso chimbangueles se oían por allá, por aquella época, muchas guitarras, serenatas…

José Rafael Rivero: ¿De qué año está hablando?

Renato Aguirre: Estoy hablando del año 1.955 en adelante, porque nací en 1946, aunque tengo uso de razón desde los cinco años, tengo pocos recuerdos de esa época; pero tuve la suerte de haber nacido en una familia donde habían cantantes, cuatristas y yo me amoldé a esa experiencia con mis hermanos.

José Rafael Rivero: ¿Cuál es la literatura preferida del poeta?

Renato Aguirre: Puedo decirte que no soy un lector formal, pero conseguí en mi casa una biblioteca que pensé era de mis hermanos mayores y era de mi mamá. Pero sí me acostumbré a leer de todo, no tengo títulos específicos. Sí he leído los escritores nuestros: Rómulo Gallegos, Udón Pérez, Andrés Eloy Blanco, y me surtía de todo eso hasta que fui adquiriendo un grado de interpretación que me permitió entender lo envolvente y complejo que puede ser una frase específica. Tuve la virtud de sumergirme en ese mundo de las letras. Yo le decía “la jungla de las letras”, me meto ahí y no salgo más… Pero no tenía escritores específicos, sino que lo que llegaba a mis manos, fuera de quien fuera,  lo leía, asumía y absorbía. Eso me llevó con el tiempo a desarrollar conocimientos a través de la gramática, la poesía y la literatura.

Hermano de “El monumental”

José Rafael Rivero: La gaita se nombra de muchas formas y una de esas es Ricardo Aguirre,  háblenos de esa relación con “El monumental” 

Renato Aguirre: Precisamente por ser hermano era una situación de orden muy cotidiano, y doméstico, de mucha confianza, de mucha intimidad y no vi a Ricardo en aquellos tiempos, como el hombre gigante de la gaita o “El monumental”, como ya le llamaban. Lo veía como mi hermano, lo asumía como mi hermano y de esa manera establecía relaciones con él como lo hacía con: Rixio, con Luis Esteban con Jesús Ángel, Alfonso, Albes. Pero obviamente, hubo un momento en el que me di cuenta que él era un destacado, un monumental. Tuve la gracia plena de levantarme entre dos pilares fundamentales que fueron él y Luis Ferrer. Ellos eran como hermanos, porque ambos tocaban guitarra, ambos cantaban, ambos componían, tenían una dosis cada uno de cada uno, tenían muchas cosas en común.  Pero por supuesto, Ricardo, era una grandeza. Hoy en día sigue siendo la guía cultural de la familia, es como una caja de resonancia de la familia.

José Rafael Rivero: La creación, siempre a la misma altura, acusa la baja de nivel histórico. De ahí que a veces nos parezcan más altos los poetas difíciles. Se trata de un error de perspectiva. No son más altos; simplemente, el mundo que los rodea es más bajo” ¿Cómo evalúa el descenso de la gaita? Conforme a esta frase del premio nobel mejicano Octavio Paz

Renato Aguirre: Debo decirte que no asumo un grado de complejidad, por lo menos en lo que me ha tocado hacer. Yo sí me he surtido del ambiente. Las perspectivas mías como creador o como creativo derivan es, de mi propia cultura, de mi propio asidero, de mi propia cimiente. Por eso no establezco esas comparaciones de altos y bajos y simplemente me dejo llevar por la inercia de la existencialidad. En esos términos he andado, ando y andaré.

José Rafael Rivero: Ese misterio sublime de “Aquel zuliano” que está expresado en unos versos gaiteros ¿De qué se trata?

Renato Aguirre: ¡O sea, que tengo que hablarte de una cosa que yo me he guardado durante años!

José Rafael Rivero: Si usted lo desea…

Renato Aguirre: Te voy a decir algo. Nadie sabe quién es quién en determinado momento, o qué habilidades, o qué  facultades tiene. Esa es una cosa que no puedo exhibir ante el denominador común. No porque me vayan a llamar loco, porque eso no me importa, pero la solté de esa manera porque fue un acto inspirativo que en ese momento tenía que culminar, y así fue. No puedo hablar de lo que consiste, no necesariamente un secreto, pero sí precisamente con una característica de misterio que debe permanecer con la loza del silencio encima…

El encuentro colosal

José Rafael Rivero: Ha sido de las duplas más celebradas y exitosas de la gaita: la suya con Ricardo Cepeda ¿Qué puede relatarnos al respecto?

Renato Aguirre: Afortunadamente… La respuesta conclusiva es que ha sido un éxito total. Es la respuesta más fácil porque está en el ambiente. Está en una producción discográfica inmensamente grande, de parte de él, de parte mía y de parte de agrupaciones musicales, arreglistas, coristas en fin. Prefiero hablarte más bien, de que en esta casa donde tenemos más de cincuenta años, después del accidente de Ricardo se apareció Douglas Soto, él no hallaba como entrarme porque uno tiene su carácter.  Él vino a hablarme de un probable sustituto de Ricardo. Ricardo Aguirre, no tiene sustituto, Cepeda no tiene sustituto, ¿Astolfo lo tiene? No lo tiene. Ninguno de ellos tiene sustituto, son hombres que tuvieron un espacio legítimo, lo glorificaron, lo entregaron con laureles y eso va a permanecer en el tiempo como una huella imborrable, como una huella cósmica.

José Rafael Rivero: ¿Qué le pidió Douglas Soto?

Renato Aguirre: Cuando él decide hablar, me dice: “Necesito que me deis un tema para un muchacho que viene para cardenales. No es que va a sustituir a Ricardo, pero tiene el estilo de él…” Y yo le dije, ¿puedo conocer  a ese muchacho? Y él me dice: “Sí, él viene por acá porque Heberto Áñez”. Le contesté voy a ver porque no tengo ánimo de estar componiendo gaitas. Recuerda que Ricardo murió en el 1.969 y Douglas vino en el año 1.971.

José Rafael Rivero: Tenía apenas 30 años

Renato Aguirre: ¿Quién tenía 30 años?

José Rafael Rivero: Ricardo Aguirre…

 Renato Aguirre: Sí. Pero los había cumplido en mayo. De esos 30 años, vivió sólo seis meses. Revolviendo mis cosas en el escritorio donde compongo encontré un casete de un tema que había hecho en los años 1.967 ó 1.968, y obviamente pensé que ese tema me lo iba a grabar Ricardo. Ya nos había grabado algunas cosas y Jairo y yo teníamos como norte a “El monumental”. Ese tema se titula: “Aleluya”. Esa gaita se me había desaparecido. Pienso que con tantas cosas que sucedieron y cuando Douglas me viene a hablar de Ricardo Cepeda, porque ese era el muchacho que iba a entrar a Cardenales, me interesé por el muchacho porque hubo señales de allá arriba. Se va Ricardo Aguirre, Douglas me pide la gaita y me aparece el casete. Ese es un tema que hice para Ricardo Aguirre y me lo garbó Ricardo Cepeada.  Por cierto hice un tema con esa anécdota y se me desapareció.

José Rafael Rivero: De su relación con Ricardo Cepeda qué puede rememorar

Renato Aguirre: Pienso que luego de esas señales de las que te hablé, yo tenía que hacer ese aporte con él, y como se dice en el argot beisbolístico: “ese jonrón no ha caído…” Ricardo Cepeda, además de ser un señor tiene un señorío establecido. Cuando trabajábamos juntos, hace años atrás, le dije: hermanito ve, las agrupaciones permanecen: Estrellas del Zulia, Saladillo, Rincón Morales, Cardenales, pero los solistas; estoy hablando de ti Ricardo Cepeda, de “Chavín”, de Ricardo Portillo, de Argenis Carruyo. Ellos se pusieron a la par de las agrupaciones gaiteras y hubo un momento en que se erigieron por encima de esas agrupaciones. Ya se podía decir que “Chavín” era una institución más allá de Rincón Morales, Ricardo Cepeda independientemente de Cardenales donde tuvo su éxito mayúsculo. Eso es coronar el éxito, fueron tan buenos, incluso, generaciones anteriores como la de Enrique Gotera, que le pasaron por encima a las conjuntos gaiteros ¿Ustedes habían visto ese detalle? Porque yo lo hice en los años 80. Fue tan demoledor el éxito de los solistas, que sobrepasaron a las agrupaciones gaiteras.

El investigador mariano

José Rafael Rivero: La elegida se ha convertido en un clásico contemporáneo de la gaita, la feligresía la canta, la canta el no creyente, es un tema mágico, ecuménico  ¿Cuál fue el propósito de esa pieza?

Renato Aguirre: Advierto que hay un personaje que está dentro de la imagen de la virgen de Chiquinquirá. Mi hermano decía: “Lavando una viejecita a orillas de nuestro lago…”, mi mamá me decía algunas cosas; pero después, con el tiempo, me encuentro con el hermano Nectario María, que es especialista en investigaciones marianas en América y encontré una respuesta que me satisfizo. Él dice que la señora que consigue la tabla en la orilla de la playa, su nombre, no quedó para la historia.  Cómo es posible que la señora que consigue la tablita, su nombre, no se perpetúe en la historia. Además, identifica a María de Cárdenas, como la propietaria de esa casa donde vivía esa molendera y lavandera, porque hacía los dos oficios. Yo establezco una diferencia que me la da Nectario María, identifica a María de Cárdenas, como propietaria de la casa, que tiene cierto nivel económico en aquella época. No es la señora que anda con la religiosidad, más allá de lo que impone la iglesia en términos normales. Nectario María, me ayuda a identificar quién es la persona, aunque no se conoce el nombre, quien consiguió la tablita y que por tanto concibe el milagro. Esa señora es la elegida a quien yo le hice ese tema. Por supuesto está involucrada la madre, porque la madre Chiquinquirá en el Zulia la eligió a ella, a la desconocida. Fátima también eligió, eligió Guadalupe. Mucha gente dice que la elegida es la virgen, y yo les digo que la virgen es la elegida de DIOS ¿No eligió Coromoto al indio Coromoto incluyendo a toda su familia que estaba en ese momento en el río?

 José Rafael Rivero: ¿Es decir que se desconoce el nombre de la elegida?

Renato Aguirre: No se conoce. Mi dedicación en ese tema, obviamente es una ofrenda a la madre Chiquinquirá, pero, es para esta señora que la historia no tiene su nombre. Ignoro por qué. Quién se asoma al frontis de la historia es María de Cárdenas. Y es muy fácil para quien no le guste trabajar, decir que fue María de Cárdenas ¿Quién dijo que María de Cárdenas iba a la playa a lavar? En la playa se conseguían muchas cosas. En fin, se teje la historia, pero no te dice que María de Cárdenas iba  con 4 ó 5 negritos más con 3 ó 2 mulas a lavar la ropa para la gente que María de Cárdenas era intermediaria.

José Rafael Rivero: La pretensión es rescatar la imagen de la desconocida

Renato Aguirre: Más que rescatar es aclarar al público que se sintoniza erráticamente a la persona. He leído trabajos, asombrado, de personas que han cogido  y copiado un artículo que alguien escribió anteriormente y dicen los mismo, que fue María de Cárdenas. Y ella sólo fue la propietaria de la casa. Y la propietaria de la casa tiene sus propios menesteres, es la que se encarga de traer los alimentos, lleva los utensilios para que la gente siga el oficio de lavar. Nunca Nectario María, dice que María de Cárdenas era la molendera, la lavandera.  Yo le hice el tema a la señora desconocida. Creo que estoy sobre los pasos de una gran verdad porque ese tema que es de 2.009, ya es un clásico gaitero, gracias a Dios.

 José Rafael Rivero: Pablo Picasso dijo: “La Inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando…” ¿Qué opina de esta premisa?

Renato Aguirre: El proceso creador te lleva a la inspiración que es lo que dice Picasso. Uno reacciona a las cosas que se le presentan. Yo toco el cuatro, y se me ocurre una melodía pero, también ha sido producto de un trabajo que he tenido permanentemente, desde que desperté a este mundo en el que estoy inmerso y no quiero salir de ahí. El acto composicional es que alguien me pida un comercial, o una cuña, una gaita, pero el tema: La elegida es un acto inspirativo que me bajó con música y letra. El acto inspirativo es un proceso en el que  intervienen cosas que van más allá de este vehículo que tenemos para vivir en este plano, es absolutamente metafísico.

Venezolano a raudales y cardenalero

José Rafael Rivero: Su conexión con el cuatro venezolano ha  dado frutos y ha servido de influencia para las nuevas generaciones, háblenos de eso

Renato Aguirre: En el patio de la casa ese instrumento sobraba. El primer instrumento que agarré fue la tambora. No tomé el cuatro porque papá tocaba el cuatro y mis ocho tíos también tocaban el cuatro. Pero hubo un momento en la escuela  que empecé a participar en los actos culturales y me interesé por el cuatro. Yo veía a Rixio y a Ricardo los acordes que hacían, y no les decía nada. Cuando agarré el cuatro yo hacía con la mano derecha que es la mano que percute en el cuatro, hacía las cosas que hacía en la tambora, porque yo era tamborero. El cuatro me dijo a mí: “Aquí tenéis la tambora, la armonía y la melodía, lo tenéis todo…” en ese momento dejé la tambora por el cuatro. Comencé a dar serenatas, a componer y a tocar con grupos de arpa, cuatro y maracas. Con Tony Vera toqué, él era arpista, ya falleció. Ricardo Portillo también fue cuatrista de grupos de arpa, cuatro y maracas. Carlos Sánchez fue arpista y eso obedece al uno por uno y muchos liceístas nos hicimos con lo que llamaban música venezolana, que no es tal porque la música venezolana son todas las formas musicales del país ¡Adoro la música de arpa, cuatro y maracas!

José Rafael Rivero: Una de las etapas más luminosas de su carrera fue la que compartió con Cardenales del Éxito, ¿Qué recuerda de aquellos días?

Renato Aguirre: Excepcionalmente maravillosa. Nací, crecí y me hice ahí. Pero también fui padre de los Cardenales del Éxito. Luis Ferrer, Ricardo Aguirre, Eurípides Romero, nos fuimos haciendo a la par con la agrupación, fuimos creciendo, quemando etapas. Muchas de las personas que estaban eran consecuencias de circunstancias temporales, no iban a estar más de un año o dos años porque era un grupo pequeño. Cuando entré a Cardenales por primera vez, sé que fue un viernes por la tarde. Yo estaba en Veritas, en la calle 91, con Hugo Delgado, un amigo y veo que viene la camioneta de mi hermano Jesús, que era teniente del ejército, se acababa de graduar. Venía manejando Ricardo y me dice: “Vamos a hablar con mamá porque yo mañana sábado tengo un cursillo de cristiandad con “Tere”, y no voy a poder ir a Cabimas, donde Cardenales va a tocar en la inauguración de la Zapatería Ciro, de Ciro Ávila”. Yo le pregunto ¿Ricardo y qué voy a hacer yo ahí? Y me dijo: “Vas a tocar el cuatro” y yo decía éste está loco porque sólo me sabía siete “pisadas” porque no se hablaba de acordes. Y yo le dije: bueno habla con mami.

José Rafael Rivero: ¡Una sorpresa!

Renato Aguirre: Sí.  Esa es la primera vez que yo estuve en Cardenales, que no tenía apellido, pero ya tenía una división porque ya se había ido el “Chúo” Luzardo con varias personas. Aquí se había quedado Douglas Soto, “Remache” y otras personas y es cuando buscan por medio de Rixio, a Ricardo Aguirre, que no sabía nada de esto y conforman los Cardenales. Llegamos y tocamos en la zapatería, cuando llegamos veo que, Rixio toma un cuatro, Luis Ferrer, toma un cuatro, José Tineo, agarra un cuatro, yo no entendía nada, yo era un chamo. Ese fue el gran día, como Ricardo no fue el director era Luis Ferrer, y él me nombra primer cuatrista; porque en ese tiempo se estilaba primera, segunda y tercera tambora, primer furro, segundo furro. Era un tipo de organización que se estilaba. Luego del segundo tema quedé yo solo en el cuatro porque Rixio, agarró una charrasca y Luis se fue a cantar. Esa noche me nombraron cuatrista, luego de un brindis apoteósico que se hizo acá en Maracaibo. Recuerdo que andaba con “Chucho” Villalobos,  Luis Ferrer, José Tineo, Rixio, Ramón Romero y Luis Áñez. Desde esa noche se abrió un mundo nuevo para mí.

José Rafael Rivero: Luego de su salida de “La raíz de la gaita” qué sucedió con la agrupación

Renato Aguirre: Después de mi salida hubo épocas muy buenas. Nosotros no tuvimos problemas con Cardenales, nosotros tuvimos problemas con Pedro Suárez. Luego de lo que pasó, que no lo voy a repetir, nosotros pudimos sacarlo y quedarnos con Cardenales. Luego nosotros hicimos “Universidad de la gaita”. Pero nos dio Cardenales del Éxito, una paliza en Don Mario, con Marvin González, con Carlos González y con el buen equipo que tenían y advertí que ese grupo iba a tener muy buena aceptación. Cardenales para mí fue una maravilla.

José Rafael Rivero: ¿Qué gaita que no sea de usted le hubiese gustado componer?

Renato Aguirre: Cualquier gaita de Luis Ferrer. Él en los ensayos se llevaba una guitarra. Tenía una voz muy chillona, desagradable. Pero sus melodías son muy sensibles. Hay, quienes te plagian el trabajo pero reconozco muchos compositores buenos: Simón García, Luis Ferrer, Eurípides Romero, Heriberto Molina, Jairo Gil, Rafael Rodríguez, Astolfo Romero, un creativo excepcional, Ricardo Portillo, es un compositor excepcional, muy sensible para hacer las cosas.

APOSTILLA

Renato Alonso Aguirre González, autor de un himno zuliano, en homenaje a “El monumental” y a la preciosidad de Maracaibo: Aquel Zuliano. Las tertulias musicales, familiares que ocurrieron en el patio de su hogar, son las artesanas de su obra fabril. Catedral de versos, culmen nativo de la poesía que estalla a kilómetros de distancia en el recuerdo de gente que le sigue. Con apenas 23 años, le tocó abrazar la tragedia que borró físicamente a Ricardo Aguirre González, el gaitero más importante de todos los tiempos: Su hermano.

Ha dejado su talento amalgamado a disimiles agrupaciones del país. Vasta ha sido su existencia, cumplió un periodo de luchas pero también de oportunidades junto a la creación, dirección y gerencia de Fundagraez, hasta su salida en el año 2012.

Sigue en vigencia productiva, querellado contra el ocio, al lado de su familia que ha servido de fuelle en momentos de luz y adversidad. Aludiendo, sin saberlo, la frase de Cadenas: “La palabra no es el sitio del resplandor, pero insistimos, insistimos, nadie sabe por qué…” “EL POETA DIAMANTINO”.

 

José Rafael Rivero

Twitter: @JRivero29

e-mail: rafa29460@gmail.com

Maracaibo, julio 2017

 

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